La verbena de la virgen de la Paloma se celebra en Madrid alrededor del 15 de agosto, día de su festividad. Durante varios días hay puestos a lo largo de la Carrera de San Francisco y conciertos en la plaza de Gabriel Miró.
Aparte de admiradores de los grupos de rock en cuestión todos los años acude mucho fotógrafo profesional a cubrir las actuaciones para sus respectivos medios. A veces, hasta parejas de recién casados acompañados por un fotógrafo de bodas barato que los captura en instantáneas castizas por el barrio. Y familias, muchas familias enteras que disfrutan de la fritanga de las gallinejas o de los churros.
Las corralas de la calle de la Paloma se decoran con luces y guirnaldas, y se organizan concursos de mantones de Manila, degustaciones de productos típicos de Madrid y bailes de chotis.
Se sigue llamando verbena de la Paloma aunque actualmente los bailes se hayan sustituido generalmente por conciertos de rock o de música popular; sin embargo ningún año faltan actuaciones en las que se interpretan chotis.
Hay asociaciones que organizan improvisados bailes de chotis por los alrededores. Hasta en la plaza de Nelson Mandela, lugar muy internacional y crisol de nacionalidades y culturas bien diferentes, pueden verse estos bailes de surgidos de forma espontánea.
En ellos se intenta rememorar el ambiente de la verbena de La Paloma durante los primeros años del siglo XX. Las parejas de chulapos y manolas recrean minuciosamente el vestuario de dicha época, los bailes y las actitudes castizas de entonces. Como bien se reflejaron en la zarzuela del maestro Bretón o la película de 1934 de Benito Perojo, la más famosa de las realizadas sobre la verbena de la Paloma.
Como fotógrafo profesional inquieto, no pierdo la ocasión de acercarme por allí todos los años a ver qué consigo capturar.
